quinta-feira, 25 de agosto de 2011

See me! Feel me! Touch me! Heal me!

Fatos acontecidos com dois colegas de trabalho:

O primeiro foi há uns 38 anos, na filial Santo Amaro da Burroughs, em São Paulo, onde eu trabalhava como "Field Engineer"... Havia um vendedor, Clóvis de Toledo Ordonhes, que era uma pessoa especial. Era viúvo e estava noivo da Marlene... Ele tinha o hábito de massagear os ombros dos colegas. Lembro-me até hoje disso. Era agradável. Relaxava. E fez-me refletir sobre a necessidade que temos de contacto físico. Além do apertar de mãos formal do cumprimento...
Assim adquiri o hábito de abraçar forte os colegas nas oportunidades em que posso faze-lo: aniversários e coisas assim. Muitos dizem: -"Que abraço gostoso, cesário!". E mantenho ainda mesmo o hábito de massagear os ombros dos amigos... Remanescências...

O segundo fato ocorreu há pouco mais de um ano: há vários colegas de trabalho que tenho em estima. Um deles, cujo nome vou omitir, reagiu de uma maneira estranha quando simplesmente  arremedei de fazer-lhe uma massagem! Que bloqueio! Que pena!

Todos deviam curtir mais "The Who", cujo álbum, "Tommy" curti de montão nos anos de 1970! Em esmpecial a música "See me, Feel me"...

O texto abaixo, que recebi de uma amiga de já há mais de 30 anos, fez-me vir à mente estes fatos. Leiam e digam o que acham!


"Por favor, me toque"



por Phyllis Koehler Davis

Se sou bebê,
Por favor, me toque.
Preciso do seu afago de uma maneira que talvez nunca saiba.
Não se limite a me banhar, trocar a minha fralda e me alimentar,
Mas me embale juntinho de você, beije meu rosto e acaricie meu corpo.
Seu carinho gentil e confortador me transmite segurança e amor.

Se sou criança,
Por favor, me toque.
Ainda que eu resista e até o rejeite,
Insista, descubra um jeito de atender minha necessidade.
Seu abraço de boa noite adoça meus sonhos.
Seu carinho de dia me diz o que você sente de verdade.
Se sou seu adolescente,
Por favor, me toque.
Não pense que eu, por estar quase crescido, já não precise saber que você
ainda se importa.
Necessito de seus braços carinhosos, de uma voz terna.
Quando a vida fica difícil, a criança em mim volta a precisar.

Se sou seu amigo,
Por favor, me toque.
Nada como um abraço afetuoso para eu saber que você pensa em mim.
Um gesto de carinho quando estou deprimido garante que sou amado,
E me reafirma que não estou só
Seu gesto de conforto talvez seja o único que eu consiga.

Se sou seu parceiro sexual,
Por favor, me toque.
Talvez você pensa que sua paixão basta,
Mas só seus braços detém meus temores.
Preciso de seu toque terno e confortador, para me lembrar que sou amado
apenas porque eu sou.

Se sou seu filho adulto,
Por favor, me toque
Embora eu possa até ter minha própria família para abraçar,
Ainda preciso dos seus braços quando me machuco.
Como filho adulto, a visão é diferente,
Eu os estimo mais ainda.

Se sou seu pai idoso,
Por favor, me toque,
Do jeito que me tocaram quando era bem pequeno.
Segura minha mão, sente-se perto de mim, dê-me força
E aqueça meu corpo cansado com sua proximidade.
Minha pele, ainda que enrugada, adora ser afagada,
Não tenha medo,
Apenas me toque.
c

sexta-feira, 12 de agosto de 2011

Documento perdido, de Jaqueline Aparecida Morais Iwasaki...

Foi encontrado na parte continental de Florianópolis, no bairro Capoeiras, o Certificado de Licenciamento e Bilhete de Seguro DPVAT de Jaqueline Aparecida Morais Iwasaki, emitido pelo DETRAN RS. A placa do VW FOX preto é INY5864.
Caso sejas o/a proprietário(a) coloque um comentário neste blog... :-)

quinta-feira, 11 de agosto de 2011

Tarde demais para a sustentabilidade...

Li este artigo e tenho que concordar...


Demasiado tarde para la sustentabilidad: necesitamos un cambio de sistema, por Nicola Bullard

Publicado em agosto 10, 2011 por HC
El mayor desafío que enfrentamos no es cómo entendemos la sustentabilidad, sino más bien cómo entendemos el desarrollo. Cuando consideramos el estado del mundo y el fracaso sistemático del “desarrollo” en proveer de alimentos, vivienda, educación y cuidado a la mayoría invisible, la palabra deja de tener contenido moral o incluso práctico.
Al tratar de encontrar un equilibrio entre el presente y el futuro sin plantearse una reformulación fundamental del desarrollo, el enfoque de la sustentabilidad de la Comisión Bruntland, hoy, en retrospectiva, resulta ingenuo. No obstante, en aquel momento parecía esperanzador. Creo que simplemente subestimamos la voraz capacidad del capital de cooptar y desvirtuar las ideas para ponerlas al servicio de sus propios intereses. Y puede ser que el problema radique no tanto en el término “sustentable” en sí mismo, sino en la dudosa compañía que lo rodea. Consideremos lo absurdo de la promoción doctrinaria que hace el Banco Mundial de un “crecimiento sustentable” a través de políticas que básicamente autorizan a las grandes empresas a arrebatar y vender la riquezas naturales como si no hubiera un mañana. Como consecuencia, nos enfrentamos hoy a la posibilidad de que nuestros mañanas estén contados, o al menos los mañanas que se parezcan al hoy.
Pero a pesar de las buenas intenciones y los sinceros deseos de la Comisión Bruntland de encontrar un mejor equilibrio entre la sociedad y la naturaleza, la visión era esencialmente antropocéntrica, ya que su intención era encontrar la forma para hacer posible que la humanidad pudiera vivir digna y decentemente sin destruir el planeta. El desarrollo sustentable, un término profusamente mencionado en todo el Informe Bruntland, depende del crecimiento y la acumulación, aunque además incluye su redistribución y que ocurra dentro de límites “sustentables”.
De modo que quizá el mayor desafío que enfrentamos no sea cómo entendemos la sustentabilidad, sino más bien cómo entendemos el desarrollo. Cuando consideramos el estado del mundo y el fracaso sistemático del “desarrollo” en proveer de alimentos, vivienda, educación y cuidado a la mayoría invisible, la palabra deja de tener contenido moral o incluso práctico.
Del mismo modo, confrontados con el colapso de los ecosistemas, medioambientes tóxicos, el agotamiento de los suelos, el caos climático, la desaparición de especies, y la finitud de los combustibles fósiles, ¿tiene la sustentabilidad algún sentido, cuando es tan poco lo que queda para sostener? Deberíamos estar hablando más bien de regeneración y restauración de lo que se ha destruido, antes que de sustentabilidad.
La falta de imaginación es quizá nuestro mayor obstáculo: no la falta de imaginación para diseñar soluciones tecnocráticas complicadas para absorber los gases de efecto invernadero, construir formas de vida hechas a medida o nuevos instrumentos financieros para comerciar créditos de carbono. Ya hay demasiada imaginación humana abocada a “solucionar” problemas de manera equivocada. Lo que hace falta es imaginación para pensar cómo vivir de modo diferente, cómo desarmar las estructuras de poder que obstruyen el cambio, y cómo repensar el “desarrollo”.
Las visiones del futuro que se basan en un progreso lineal hacia la modernidad y la felicidad no son más que ilusiones. Los Pueblos Indígenas y otros pueblos que viven con la Naturaleza ya lo saben. La sustentabilidad es circular, compleja, tiene que ver con armonía, relaciones y ritmos. No es un ejercicio contable cuyo propósito sea racionar la forma en que usamos los recursos del planeta.
Los Pueblos indígenas andinos hablan de la última crisis –la “crisis civilizatoria”- que nos obliga a volver a imaginar qué significa el “vivir bien” o “buen vivir”. El Presidente de Bolivia Evo Morales lo describe como “pensar no sólo en términos de ingreso per cápita, sino de identidad cultural, comunidad y armonía, entre nosotros, y con nuestra Madre Tierra”.
Hermosas palabras, pero ¿cómo se pueden hacer realidad?
El Estado Plurinacional de Bolivia ha vuelto a escribir su Constitución. Ha vuelto a nacionalizar recursos claves, está desarrollando nuevas formas de gobierno y Evo Morales es el primer presidente indígena de la Américas. No obstante, los obstáculos a vencer son tremendos. Bolivia sigue profundamente sumergida en una división internacional del trabajo que se remonta al colonialismo del siglo XVI, y que la relega al papel de proveedor de mano de obra barata, tierra y recursos al resto del mundo. Los pueblos de Bolivia reclaman empleo, vivienda, tierras, salud, educación, agua potable y oportunidades de futuro. Estas mismas comunidades también defienden activamente la Naturaleza y los Derechos de la Madre Tierra, bloqueándoles el camino a las compañías mineras, defendiendo los bosques, deteniendo la extracción de petróleo. El Banco Mundial quizás quisiera hacernos creer que estos hechos contradictorios pueden amalgamarse en algo denominado “desarrollo sustentable”. Pero en la medida que Bolivia siga atrapada en el sistema mundial donde el poder y los intereses económicos se imponen sobre todo, no habrá ni sustentabilidad ni desarrollo, sólo pobreza y desposesión. Y así termina el vivir bien o el buen vivir.
Los desafíos que enfrenta la sustentabilidad son muchos, pero a continuación presento los tres que quiero subrayar como conclusión.
En primer lugar, nuestra forma de entender el “desarrollo” simplemente es equivocada. No es posible seguir pensando a la sociedad como algo independiente de la naturaleza, ni a la economía separada de la base material de la producción (naturaleza). El crecimiento tal como lo conocemos ya no es posible.
En segundo lugar, el planeta está demasiado degradado y frágil para hablar de sustentabilidad. Debemos comenzar a hablar de regeneración y restauración.
En tercer lugar, el orden político y económico internacional se alza como obstáculo a los derechos de los pueblos y la Madre Tierra, y es necesario transformarlo. Más vale pronto que tarde.
La mayor esperanza de que el sistema cambie radica en el movimiento en constante crecimiento por justicia climática y ambiental. Este movimiento reúne a activistas de la justicia social y ambiental de maneras novedosas para enfrentar a las ortodoxias del desarrollo. Levanta las voces de las comunidades que luchan y resisten en el frente de batalla de las crisis ecológica y social, y está generando nuevas ideas sobre cómo volver a alinear la relación entre naturaleza y sociedad, informado por visiones del mundo que ya llevan demasiado tiempo subordinadas a las nociones occidentales del progreso. Los Pueblos indígenas hablan de crisis civilizatoria y de los Derechos de la Madre Tierra. Debemos escuchar y aprender. www.ecoportal.net
Nicola Bullard es actualmente la directora de Focus on the Global South y editora de Enfoque sobre Comercio. Este artículo apareció por primera vez en Development, Volumen 54, número 2, junio de 2011, “Challenges to Sustainability”, http://www.palgrave-journals.com/(…)
Artigo socializado pelo Ecoportal.net e publicado pelo EcoDebate, 10/08/2011
[ O conteúdo do EcoDebate é “Copyleft”, podendo ser copiado, reproduzido e/ou distribuído, desde que seja dado crédito ao autor, ao Ecodebate e, se for o caso, à fonte primária da informação ]